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DIARIO DE UN MÚSICO Nº 79. UNA RAZÓN DE FE
No hay mas cera que la que arde. Así que ante un fin de semana triste de partida, que invocaba a nostalgia de bicicletas, nada como pergeñar un plan B en algún hueco perdido, ganado y cedido, porque el A era una vuelta de tuerca tal vez a los recuerdos y las ausencias, y esos no se iban a ir, porque siempre estarán pegados en fechas señaladas, pero a la cruz había que ponerle cara. El sábado era gris. La ciudad tomada por miles de devocionarios ante la gran peregrinación Mariana, 33 vírgenes en procesión que iban a tomar Granada por una conmemoración: "lavincompae", que dirían por aquí. El equipo de fútbol de la ciudad se lo jugaba casi todo. Calambres ante tanta pasión desatada en masa. Sábado de mayo. Despedidas de solteros, ataviados todos con camisetas y el borrego vestido de faralaes mientras deambulaban tajados a la hora del desayuno.
Apuntes invernales en este dislocado mes, en esta díscola primavera. Ataviado con mi chupa negra me acerqué a ver un "show case", eso que los modernillos denominan de una manera cool a un simple acústico. Y el acústico pues fue un eléctrico según palabras del artista Víctor Sánchez, con lo cual la ruptura de guión de partida molaba. Punto a favor. La electricidad de dos guitarras, mano a mano Telecaster y Les Paul. Amplis Vox y Marshall. Un deje Dylaniano al cantar, y unas bonitas, muy bonitas canciones pop rock, power pop, o rockeras melódicas. Tanto que le pusieron luz a una mañana en la que no encontraba sinceramente donde esconderme. Como dos maniquíes, en el escaparate eléctrico, los extraños eran los viandantes. La pareja que miraba de soslayo. El par de basureros que con sus atuendos fosforitos apuraban sus colillas de boquilla rubia, escoba en mano. El que volvía la cara despreciando, con sabor a denostar cultura patria, y a esos locos con sus viejos cacharros colgantes, que contoneaban su puesta de acordes con movimientos corporales y poses de escenario. El que mostraba cierto interés, y le apetecía unirse, pero su timidez lo expulsaba para no reunirse con los veinte o treinta que disfrutábamos de un concierto matutino, rito íntimo, en petit comité, para paladares finos pre aperitivo, pre lunar y preñado de buenísimas intenciones por la organización: Jam Instrumentos Musicales, o lo que es lo mismo Quini Almendros "maestro e institución" de las 6 cuerdas y del rockandroll, y Anselmo sabio musicazo también. Cocineros antes que frailes, y devotos del buen hacer, sentir y vender con conocimiento y asesoramiento, no por el puro y duro tracto mercantil.
El día confuso, extraño, de vaivenes, amigos, conversación y copas efímeras de tarde. Fue tan Lapidario, o Lapidiano, que la tristeza buscaba atisbos de belleza, o de color, que se remataron en la noche... Es fácil si lo intentas, cantaba Lennon, y en la "Antesala del Dolor" una sala se vació y mi alma también, ante una banda compacta alrededor de un Maestro en la ceremonia musical de la confusión, haciendo gala del dicho de que todo es posible en Granada. El domingo, con mis hijos en el Generalife, las rosas vencían a las espinas en otro amanecer...
ANTONIO ÁLVAREZ
Canción "Una razón de fe"
del disco "Yo quemé a Gram Parsons" (Víctor Sánchez)
Diario de un músico 78: "Vivian Maier, viviendo en otro mundo"
Imágenes cotidianas atrapadas en una vieja Rolleiflex, de otro tiempo, de otro mundo. De esta civilización, de este orbe. Ciudades grises que desprendían destellos, personas emborronadas sin color, colores del fluir en la poética de los rascacielos, espacios difuminados con corazón en el iris, halos de tristeza en calles donde se masca el swing de los solitarios y los himnos de la mayoría. Nueva York, Chicago: Vivian Dorothea Maier... Ayer, encendí la televisión, terminaba el telediario de la 1ª y me topé con las imágenes de una desconocida Nanny (niñera) en el momento de captar 100.000 fotos a lo largo de casi cinco décadas. Todo un referente para los adivinos del pasado de un reconocimiento tardío, post mortem, que ahora se pasea y expone en museos de todo el mundo. También aquí.
Necesito salir a la calle, ahora que escribo. Buscar imágenes sobre las que disparar mi aburrimiento, mi ira. Estamos en crisis, y lees y escuchas y no tenemos remedio, tropezamos como sociedad en la misma piedra. Iré a comprar pan, y a mirar el vaivén de esta antigua ciudad en la que respiro a diario. Miraré los ojos de quien se cruza, o los pechos de una primavera consagrada en mujer. El mástil de Capitanía con la bandera roja y gualda descolorida por el vaivén político y el fresco matutino. Veré el abrazo del oso del político en la plaza del ayuntamiento. Al guiri despistado, al escaqueador ¿yo mismo?, y al Plutón verbenero en su elipsis alrededor de un sistema mas que solar, particular, como el patio de su casa. Todo vale en el tanto vales, pero carece el que tanto tiene de todo en lo fundamental, tal vez...
En los recodos se escriben versos, se desenvainan pinceles, se abren al sexo de la creación miles de individuos que en su universo particular intentan explicar su mundo, el que les rodea, para entenderse a sí mismos y no morir en el intento de abortar el torbellino. Mientras se desenmascaran los óleos, las masas se enfervorizan con deportistas: éxito para hoy, plató de televisión para mañana. Alguien tienta una campana que marca horas, y la vida ejerce de metrónomo y lo absurdo campa a sus anchas. Y el dolor es la cruz de un placer que es la cara. Vivian Maier tomaba su cámara y disparaba, no tenía dinero suficiente, ni pudo revelar la mayoría de sus instantáneas, la belleza del instante quedó en su memoria, el reflejo en fotogramas del silencio, y alguien tras su muerte descubrió que en toda isla, por muy de asfalto que sea hay tesoros siempre por desenterrar. Ojo avizor.
Dedicado para mi amigo fotógrafo J.J.Palenzuela
ANTONIO ÁLVAREZ
Canción: Living in another world -- Talk Talk
DIARIO DE UN MÚSICO 77. QUIQUE GONZÁLEZ EN ESTADO DE GRACIA